Nadie va a juzgarme a las puertas del cielo.
Voy a deshacer el rosario azul, lo convertiré en collar de zafiros y
mi garganta dejará de estar expuesta a los tiranos,
mis verdades brotaran sin tus prejuicios,
mis miedos ya no serán tuyos ni de nadie.
He dejado de obedecerlos.
Exceptuándome a mí misma,
no existe en mí la complacencia.
Exceptuando los latidos libres de mi pecho,
que cuidaré sin tregua y sin medida.
Estoy vaciando la memoria de recuerdos baldíos,
pregúntame si te he olvidado.
Pregúntame quien soy
y te responderá mi aliento.