— ¿Eres tú?
Y el mundo dejo de
ser el mundo de antes, en un instante.
Y sus pensamientos
se volvieron locos.
Y vino la muerte
un segundo a morderle el corazón.
Sus labios no
habían notado el desastre. Rojos seguían provocándole.
Su voz de azúcar
seguía espolvoreando la vida.
¡Pero sus ojos!
A sus ojos los
delataban las manos que aletean en el espacio buscando el roce.
Se acabó por
siempre el reflejo de su rostro en aquel negro inmenso de antaño.
Se acabó la
belleza adornada, las agitadoras barbas de tres días.
Se acabó un
Sentido.
Y en un segundo
supo que para conquistarla tendría que crear un nuevo universo.